“YO NO ME DROGO AUNQUE LO PAREZCA”
Tras la debida presentación: “Luis Álvaro, cómico, monologuista, que estudió comunicación audiovisual y también ha grabado monólogos para Paramount Comedy y ha actuado en distintos puntos de la geografía española”, contestaba: “Tengo que decir que aparte de eso, cómico y guionista, he grabado sí, pero comparado con los otros que has dicho tú [previamente habíamos hablado de otras entrevistas a otros compañeros], yo he grabado muchos más, que lo sepas. Bueno, creo que Juan Solo también ha grabado un puñado, pero los míos son mejores. ¿Qué más has dicho? Ah, lo de actuar por ahí… es que nos dedicamos a eso, básicamente actuamos por ahí, o sea que un cómico que no actúa es porque no tiene trabajo. Quiero decir que es un poco redundante, si eres cómico tienes que actuar, si no, no lo eres. ¿Esto ya está grabando? Joe, es que queda súper antipático para empezar… Era una broma, ¿eh?”.
Y así comenzaba la entrevista que otro cómico, Kaco, auguró que sería la más surrealista de mi vida, probablemente. Quizá no surrealista, pero sí fue la más algo, no sabría cómo calificarlo. Fue una mezcla de cosas buenas y malas, donde predominaron las buenas, desde luego.
Grabamos varias preguntas, varias respuestas… y durante la entrevista hubo lugar para distintos gags improvisados y situaciones divertidas que surgían de forma improvisada y por la actitud del cómico. Como ejemplo, su reacción ante el ruido de fondo que hacían un grupo de hombres entrados en edad, en la cafetería donde nos encontrábamos, fue esta: “Tenemos de fondo a unos jubilados que están aprovechando sus últimos minutos con mucha intensidad”.
Intentemos retratar un poco más a Luis Álvaro. Un humorista que pasó del asco a la comedia (la que él conocía) a dedicarse a ella de casualidad.
Pregunta: ¿Cómo definirías tu humor?
Respuesta: Yo he intentado hacer el humor que, al no gustarme los monólogos, me gustase a mí como espectador. Porque generalmente la gente que tiene vocación de ser cómico lo que quiere es reproducir lo que le ha gustado, y al no gustarte la comedia dices:” joder, ¿cómo atraparía a un espectador como yo?” Entonces, lo definiría como… en teoría es como surrealista, absurdo y es poco convencional dentro de lo convencional, pero he de decir que no deja de ser también convencional porque en la medida en la que la gente lo entiende, también es convencional. Entonces es como que yo le doy una vuelta de tuerca más, pero es lo mismo.
P: ¿Crees que tu humor es difícil de encajar para algunos personas?
R: Sí, porque hay gente muy idiota entre el público, pero en general no es tan difícil porque cuando actúo por ahí, la gente se ríe, entonces hay un porcentaje pequeño de gente que, como en cualquier clase, está el tonto de la clase, pues también está el tonto del público. Es normal, por estadística siempre hay gente que no entiende las cosas en general.
P: ¿Qué crees que puede pensar de ti la gente que se sienta ofendida ante tus chistes?
R: Puede pensar que estás allí para provocarles a ellos, para insultarles, para no sé qué… la gente se ofende básicamente por el tema, da igual lo que digas, y eso me parece muy superficial. Porque tú puedes ser ofensivo sin citar ninguna palabra ofensiva, y puedes no ser ofensivo o no querer ofender manejando según qué conceptos. Quiero decir, la gente que se ofende es porque quiere.
P: ¿Y cómo llegan esas ideas a la cabeza para hacer el monólogo?
R: Pues básicamente porque te pones a mirar cosas y te hacen gracia. ¿A qué te refieres? ponme ejemplos, porque si no es como “¿Cómo llegan las ideas?”, las ideas a todo el mundo le llegan a la cabeza.
P: Por ejemplo, la muy típica de un anacardo es un cacahuete en posición fetal.
R: Eso es muy típico.
P: Por eso, te pongo los ejemplos típicos.
R: Me jode porque ahora mis chistes son típicos y parece que los he copiado, pero no, son míos.
P: Otro ejemplo, ¿qué es un unicornio?
R: Mira, por ejemplo, tú ves cosas, entonces dices: “aquí hay algo”. Por ejemplo, ves un anacardo y dices: “¿Por qué está doblado?, ¿y el resto no? Es como un cacahuete, pero ¿qué necesidad tiene de estar así?, pues a lo mejor es que está en posición fetal.
O lo del unicornio, yo pensaba al principio, un unicornio nunca podría tener problemas de impotencia porque siempre tiene eso ahí bien erguido, y luego eso evoluciona a lo de la despedida de soltera. A lo mejor no es un unicornio, a lo mejor es una yegua con una polla en la cabeza. Yo lo que intento es crear imágenes que me parecen bonitas. Lo gracioso es secundario, luego vas quitando: “esto no es gracioso, no es gracioso…”, pero en general las imágenes tienen una capa de poesía.
P: Tus monólogos pueden parecer algunas veces inconexos porque son muchas ideas sueltas, ¿no te pierdes?
R: Pues yo tenía muy mala memoria para estudiar. He tenido, por cojones, que ejercitarla para aprenderme estas cosas porque si no… Pero no me pierdo, porque aunque parezca que es inconexo, sí hay una conexión, o por lo menos la tiene para mí. A lo mejor puede ser: hablo del unicornio, pues lo siguiente pasa a otra cosa que es a cuatro patas, una mesa, luego una cosa de madera… o sea que vas haciendo tus asociaciones. O a lo mejor porque formalmente son tres cosas que empiezan igual: “yo creo que, yo creo que, yo creo que”. Siempre hay algo, porque si no te pierdes.
P: Aparte de hacer monólogos, también cantas, tocas la guitarra
R: Sí, la respuesta es sí.
P: ¿Cómo crees que es la relación que puede haber entre el humor y la música? ¿Es buena incorporarlo, no es bueno, sí, depende…?
R: Yo creo que un cómico lo que tiene que hacer es incorporar todo lo que sepa hacer mal.
P: Mal.
R: Claro, porque si tú eres cómico y carpintero, tienes que clavar un cuadro encima del escenario, o por ejemplo, conozco a cómicos que también son profesores, pues aprovecha esas herramientas que tienes tú y no tienen los otros para incorporarlas, porque eso es lo que te distingue del resto. El cómico gordo, bajito y calvo, lo primero que dice es: soy gordo bajito y calvo. Y tú puede que no seas gordo, bajito y calvo, pero puede que seas un heavy o que seas adoptado, o que seas negro, hay que incorporarlo. Con lo de la música igual, ¿que te gusta hacerlo en tus ratos libres? Pues como si te gusta hacer escalada, pues lo mismo, también lo puedes hacer. Quiero decir, todo enriquece.
P: ¿Cómo llegaste a Paramount Comedy? [Esta fue una pregunta que costó bastante contestar, y hubo distintas versiones. Según él, la primera, off the record, fue la más bonita].
R: De casualidad. Al acabar la carrera me cogí un listado con direcciones en las que podía echar el currículum y cuando se me acabaron esas direcciones, entonces dije: “¿Qué hago, qué hago? Se han acabado. No.” Me dediqué a patear por la calle buscando edificios altos, intuyendo que dentro del edificio podría haber productoras, o algo así, para dejar el currículum. Entonces llegué a Paramount así, pateando, vi un edificio alto y dije: “aquí puede haber algo”. Vi no sé qué de channel, dije: “voy a entrar y a dejar el currículum”, me dijeron: “no, aquí guionistas no queremos, aquí queremos cómicos” y dije: “pues ya lo que sea”. Entonces me pasaron un par de vídeos, dijeron: “mira, queremos algo así”. Entonces a los ocho meses, como no encontraba nada dije: “bueno, pues voy a empezar con esto”. Pero vamos, puro accidente. Yo quería haber hecho cualquier otra cosa más que eso.
P: Hay una grabación de un monólogo en la que tú estás actuando, y después del aplauso se oye una voz que te grita, increpándote.
R: Eso fue en Alicante, en septiembre u octubre del pasado año, no me acuerdo. Ese día había dormido muy poco, porque yo no me drogo aunque lo parezca, pero lo que sí es verdad es que a veces mis horas de sueño van cada una a su bola, entonces había dormido poquísimo, tenía sueño. Además, esa era una grabación con un público en un teatro, que resultó ser octogenario el público, no sé cómo se sacó tanto viejo, y si yo estoy actuando por ahí y veo que no entran según qué cosas, pues cambio el rollo, pero ahí no podía hacerlo porque estaba grabando, entonces es verdad que cuando decía algo de ciegos o algo así, entre la gente había un poco de silencio y mal rollo, y llegó un punto en el que un viejo soltó: “¿Qué pasa? Basta ya de estereotipos, y encima te creerás gracioso”. Y eso lo escuchó todo el mundo, entonces yo en ese momento de inspiración divina… da igual, es que contado aquí no hace gracia, pero el caso es que le respondí muy bien, la gente aplaudió y todo eso, pero dije: uy, de la que me he librado. Porque la única parte de mi cerebro que estaba activa es la que se puso a trabajar para responder eso.
Ah, y yo les dije a los de Paramount que quería que no lo cortaran y que lo subtitularan, porque querían cortarlo. Y dije: “no, no, esto lo dejáis aquí, que para mí es lo mejor de toda la actuación”.
P: Cuando la gente se está riendo y te está aplaudiendo, ¿qué es lo que pasa por tu cabeza?
R: Cuando aplauden y se ríen yo aprovecho para pensar qué viene después. Porque si no… umm, la la la la la… ¿sabes?
P: ¿Cómo fue tu primera actuación como monologuista?
R: Pues probablemente hagan ya diez años, este mes. Normalmente los cómicos cuando empiezan a grabar con Paramount, por ejemplo, llevan ya tres años pateando por su pueblo y luego al final graban. Yo es que como empecé con ellos directamente, he sido muy malo unos cuantos años, pero que me los tenía que haber comido en privado, no en público.
Mi primera actuación fue en la sala Garibaldi y fue horrible. Yo me subí por primera vez a un escenario, y grabaron para verme allí después. Y tenemos como correctores, coordinadores, gente que cogen a un cómico o a tí y dicen: “¿es gracioso?, déjame ver esto, venga vas a probar, te grabamos y vemos a ver si es gracioso o no”. Entonces a mí me grabaron y me dijeron: “bueno, parece que eres gracioso, pero intenta no hablarle la próxima vez a tu zapato”. Pero al tío le parecía gracioso, y además decía que pensaba que había llevado amigos porque la gente se reía; y dije: “no, no, no, no había colegas míos”.
P: Durante este tiempo te has referido a tu asco hacia la comedia. ¿Por qué razón ese sentimiento hacia ella?
R: Porque nos han educado a todos con El Club de la Comedia.. Ahora no, pero en el año 2000, que era cuando empezaba El Club de la Comedia, nos parecía a todos lo peor, era lo peor; lo que nos ofrecían entonces era horrible. Pero la culpa no era de los cómicos ni nada, era del programa en sí, que ofrecían una especie de versión de la comedia que era muy ridícula. Yo creo que es una cosa que todos compartíamos, entonces yo no quería verme involucrado en eso. Pero claro, luego ves a Paramount, y te das cuenta de que eso no es todo. Entonces mi asco inicial, primero era porque lo asociaba a eso, a lo que había visto, a la punta del iceberg solamente, y lo segundo, viendo ya cómicos que me gustaban, no quería dedicarme a la comedia porque no me parecía que tenía vocación, aún sabiendo después que había cómicos que estaban bien. Pero cuando le cogí el gusto a esto fue cuando vi cómo otros se lo pasaban bien haciéndolo. ¿Ha quedado claro esto? No tengo asco por la comedia, nunca he sentido asco hacia la comedia, he sentido asco por la imagen que daba de la comedia El Club de la Comedia cuando empezaba. A mí y a todo el mundo.
P: Para terminar, una pregunta que le da bastantes quebraderos de cabeza a tus compañeros, que es una definición de humor.
R: Definición de humor… no sé. Supongo que todos han dicho algo así como “el humor es ver las cosas que te hacen… bien, en plan bien”. Yo lo que creo que es el humor… es una fórmula, es como matemáticas. Conseguir un chiste para mí es un pequeño hallazgo, es como ciencia. Para mí el humor es un ejercicio, hay que estar cachas, pero tanto el que lo hace como el que lo recibe. Creo que es saludable para el cerebro. Qué tópico también, ¿eh? Perdón.
LUIS ÁLVARO




