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Cebrián, sin pausa pero con PRISA

Desde hoy ya no se oirá a Ignacio Escolar hablar en la Cadena SER. El propio periodista lo cuenta en su artículo de hoy para el diario que dirige. Un secreto a voces, podríamos decir. Algo que era de esperar, después de que el señor Cebrián emprendiera una guerra, utilizando a su gran empresa PRISA, contra La Sexta, eldiario.es y El Confidencial. Estos han sido los medios que publicaron la vinculación de la mujer de Cebrián con los Papeles de Panamá. Esos que muchos querrían hoy liarse para fumárselos, con todas las irregularidades y las prácticas poco éticas dentro.


El que fuera director de El País viene pisando fuerte, con su gran influencia, es un intocable, como los de Eliot Ness. Se pone su traje de Falcone para ser el mejor mafioso de Gotham y controlar los hilos. Todo ello utilizando su grupo, en este caso, va sin pausa pero con PRISA. Ya veo a Juan Luis rodeado de un gran grupo de abogados. ¿Quién dijo que Rupert Murdoch era el Señor Burns? Creo que ya tenemos a su álter ego español, pero como es costumbre, algo más de poca monta. Aquí hay un cambio de papeles (no de Panamá, dios me libre).




Y esto no viene del todo mal. Aunque Escolar no culpa a la Cadena SER por esto, uno no puede evitar sentir algo de vergüenza al pensar que cuando enchufo la radio de la cocina, el 105.4 es la frecuencia que está puesta, y que lo primero que oímos en casa, sea la hora que sea, es la voz de Pepa Bueno, de Gemma Nierga o de Carles Francino, entre otros.


Como digo, esto no hace más que ahondar en la idea de que, efectivamente, todo medio grande y que no es independiente, tiene mucha mierda para barrer debajo de la alfombra. Por desgracia para ellos, cada vez es más lo que tienen que meter debajo, y la alfombra tiene un tamaño limitado. Todo aquello que llegue a grandes audiencias está contaminado de alguna forma. Lo siento, por aquellos que creen en medios como la SER o La Sexta, que si no manipulan directamente, sí que se ven coartados en muchas ocasiones y tienen que limitar sus contenidos. Esto no quita que haya buenos profesionales en muchas cadenas, periódicos y emisoras, pero la credibilidad del periodismo español, así como espero que le pase a Cebrián, se hunde en un negro pozo de petróleo.

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