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Hoy quiero confesar

La asignatura de Religión católica ya tiene su texto básico publicado en el BOE. Así se explica cómo se desarrollará la asignatura en Primaria, Secundaria y Bachillerato según la LOMCE. Destaca la inclusión de rezos, o como lo llaman en el Boletín Oficial: "fórmulas sencillas de petición y agradecimiento", en la educación Primaria. Pues bien, hoy quiero confesarme. Y aunque el texto lo desarrolla la Conferencia Episcopal Española y no el Ejecutivo, lo haré ante el ministro Wert.


Ave ministro purísimo, perdóneme porque he pecado. En el colegio no me matriculé en la asignatura de religión, hacía otra clase alternativa junto a un compañero. Cuando este chico se marchó del colegio, mis opciones eran dar una clase yo solo o ir con el resto de mis amigos a otra que yo no sabía para qué era. Confieso que me metí en la asignatura porque estaban todos mis compañeros allí, y no lo hice llevado por la fe que te hace sentir un gozo en el alma al recortar panes y peces y pegarlos en un folio.


Perdóneme, señor Wert, porque varios cursos después en algunas clases de religión dedicábamos más tiempo a nuestra creatividad artística que a las historias del libro (el cual tenía unas viñetas muy bonitas, todo hay que decirlo). Hacíamos dibujos, historias de cómic… y muchos de esos horribles trazos que nuestra corta edad nos permitía hacer, se los vendíamos a nuestros compañeros a cambios de bolígrafos, pinturas, gomas, etc. Perdone de paso a nuestra profesora por permitirlo (el dibujar. El mercado negro, al igual que a ustedes otras tantas cosas, no le constaba).


Durante el instituto tampoco cursé religión. Eso puede ser negativo, ya que no conozco muchas historias de la cultura católica, ni de la musulmana, la judía, protestante, masónica, etc. pero no sé si las habría aprendido yendo, porque algunas amigas que la cursaron tampoco las conocen. La pena es que los estudiantes de ahora y los futuros tampoco lo harán. Si supieran la cantidad de elementos comunes que hay entre unas religiones y otras, quizá les parecería aún más disparatado que la gente se mate por las diferencias. Pero es sólo una idea, ¿para qué darle conocimiento a la población? Eso sólo hace que la gente tenga más dudas y se pregunte cosas. Y en este país no se admiten preguntas ni en las ruedas de prensa.


No quiero saber mi penitencia sin contar algo que no me deja dormir por las noches. Yo hice la comunión, y la foto de mi salón da fe de ello, pero hoy quiero confesar, señor ministro. Hice la comunión por los regalos.

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