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Deja de correr

Hace años corría, siempre que el sol hubiera desaparecido del cielo, detrás de algo que nadie sabía qué era. Ni si quiera yo.

 

Hace años, y en verdad no tantos, corría delante de algo invisible. Ahora veo claro que más que alcanzar, quería escapar. Pero no bastaba con eso.

 

Todo es más veloz que yo. Y en solo un segundo uno se da cuenta de que el tiempo pasa mucho más rápido de lo que puedes llegar a correr.

 

El sprint por llegar tarde. El sprint aparentemente sin sentido, de madrugada al volver a casa. El sprint que te lastra.

 

Deja de correr. No tengas prisa por alcanzar la desilusión y el desengaño. Entrena, para que cuando lleguen puedas soportarlos.

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