top of page

El abismo más dulce

Me asomé al abismo desde el escalón más alto,
mientras una de las últimas notas anónimas sonaba de fondo.
Muy pocas veces les he preguntado su nombre.
Normalmente su sonido ha sido su única carta de presentación.
Y aunque a veces se presente como algo matemático,
en la cabeza no me cabe ninguna duda de que todo esto es más intuitivo y sentimental.
Y se paró el tiempo, aunque nadie de allí lo notara.
Reanudar la secuencia vital que estábamos llevando a cabo
dependía de mis manos.
Se compartía un momento de emoción.
Expectación invisible que solo vivía en nuestras cabezas y en nuestro corazón.
Latía de forma rítmica, con fuerza, era una premonición de lo que desataba el salto.
Una vez más me asomé. Fueron 4 rápidos golpes, que dieron paso
a otro momento que vivimos dentro y que si todo fue bien,
pudimos traspasar y transmitir fuera.
Porque al fin y al cabo, todo esto se trata de transmitir.

bottom of page