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Ya encontré mi vocación

Pierdo el equilibrio y me ahogo en un mar de vocaciones.

Todo es una opción demasiado buena para descartarla.

O quizá ninguna sea lo suficientemente buena para destacar entre las demás.


Sea como sea, la variedad siempre es más emocionante, y lo complejo puede que también.
Sin embargo, tú me dejas las cosas bastante simples.

El comportamiento básico natural es lo poco que debería resultar de tus causas, acompañadas de bonitas consecuencias. Demasiado.

 

De igual forma, siempre andamos buscando lo mismo: el aplauso ajeno y espontáneo.
Los pocos años se agolpan en la cabeza que los multiplica como si fuera la vida de un perro.

Y no me deja ponerlos de excusa... En alguna ocasión.

 

Pero me vuelvo a convencer. Mis argumentos siempre rebaten y anulan los míos propios. Cada vez ganan unos distintos. Porque, como en todo, el contexto es importante.

 

Aunque ahora solo veo agua, salada, sucia y poco clara. Toda llena de opciones y vocaciones ahogadas.

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